En diversas explotaciones industriales la emisión de polvo a la atmósfera es un resultado no deseado asociado a la explotación misma. En el caso de la minería a cielo abierto, la emisión de polvo constituye un gran problema pues suele afectar a los habitantes de poblaciones cercanas y, en ocasiones, a los propios trabajadores de las minas en los alojamientos que las empresas construyen cuando no existen poblaciones en las cercanías de los grandes pozos de los cuales extrae el mineral.
Debe señalarse que el problema no se presenta para quienes trabajan dentro de la maquinaria minera pues con filtros y atmósferas presurizadas se evita la entrada del polvo a las cabinas de las máquinas. Sin embargo ello no es así para quienes viven permanentemente o transitoriamente en las proximidades (kilómetros) de las explotaciones mineras.
Por ello el problema de la afectación por el polvo es un problema de propagación del polvo desde los puntos en los cuales éste se produce a los alojamientos transitorios o a las poblaciones aledañas en las cuales suelen residir muchos miles de personas.
Dicha propagación puede ocurrir tanto de día como por la noche. En general los problemas de propagación diurna son de menor cuantía pues las corrientes convectivas ascendentes generadas por el calentamiento del terreno por la radiación solar, son un eficaz mezclador del polvo emitido con el aire limpio ubicado a decenas de metros del suelo y que la convección natural obliga a descender como consecuencia del aire caliente mezclado con polvo que es obligado a ascender.
Por lo señalado los problemas de propagación de polvo fino (material particulado de 10 micrones o menos) a kilómetros de distancia del emisor, están asociados a las horas de la noche. A esta propagación nocturna nos referiremos en lo que sigue.
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